A mi abuelo paterno le debo el ser hincha de este equipo, el me lo heredo igual que el amor por este, ya que en algún momento decidió llevarme al estadio a ver sus jugadas de fantasía sin prometerme un titulo, pero que sin él saberlo logro que me enamorara de sus colores o de su escudo, que me identificara con monaguillo (un señor disfrazado de león corriendo por la cancha en el entre tiempo de cada partido mostrando la pasión que le provoca), que sintiera respeto y total atracción por una barra muy clásica y sobre todo bastante cachaca, y que en algún momento escuche cantar algo con lo que ahora me siento identificada “ siempre he sido del expreso fue el regalo de mi viejo…” o también “ como me voy a olvidar cuando era chico y me traía mi viejo a ver al rojo campeón y sus jugadas de fantasía, quiso el destino y papa que fuera hoy su mejor hincha…”
No sé qué tan importante pueda ser para alguien saber de mis pasiones pero yo en este momento tengo la oportunidad de contar algo que me apasiona y me llena de felicidad aunque muchos digan que no conozco la felicidad porque mi equipo no gana campeonatos hace tanto tiempo que ni mis papas se conocían y sin exagerar más. No me avergüenzo como decimos muchos es la dulce condena de un fiel hincha de Santa Fe ya que nos ilusionamos y al final solo tenemos el recuerdo de unos tantos o pocos partidos perdidos y ganados.
Recuerdo que cada partido me enamoraba de cada jugada que hacia Luis Manuel Seijas quien fue en el equipo de esos jugadores que daban la vida por los colores y definitivamente se gano el cariño de tantos hinchas por dejar todo en la cancha en cada partido, también tengo presente que no fue una ni fueron dos las veces que vi bajar el lienzo de fe por la tribuna santafereña (es probable que mucha gente no sepa lo que es el lienzo de fe: es una bandera que dice “somos la fuerza de un pueblo” y tapa aproximadamente la mitad del estadio. Solo está en el estadio cuando son partidos literalmente importantes ya que por lo larga es bastante delicada y se puede rasgar).
Después de esto cada partido que pasaba más me enamoraba de esa barra que se así en la parte lateral sur del estadio, pues pensaba por todo lo que veía que estaban en un real carnaval. No sé si fue por casualidad pero conocí a una persona que como durante 2 años aproximadamente cumplió mi sueño de ser parte de esa fiesta que meses atrás producía todo tiempo de dudas, temores y curiosidades por el hecho de que la mayoría de la gente la categorizaba como “gamines, drogadictos o vagos”.
Con el tiempo ya cada vez ese amor por Santa Fe se hacía más grande porque me daba cuenta que como yo o como mi mejor amiga habían mucho jóvenes, adultos o ancianos que compartían la misma pasión, y esto creaba en mi una ganas locas de ir a cada partido sin perder mi horizonte que es el equipo, como tal vez lo ha hecho muchos que van a la barra enamorados del equipo pero que al pasar del tiempo simplemente lo vuelven costumbre acompañada de malos hábitos. Con el tiempo cada pérdida dolía mas que la anterior y las victorias no tenia explicación.
O como olvidar la primera vez que lo vi campeón (porque lo vi campeón de algo pequeño pero que me dio una alegría que no me la quita nadie). En el 2009 Santa Fe gano la antes llamada Copa Colombia, y como siempre al Nemesio llegaron todo tipo de hinchas los que nunca abandonamos al equipo así vaya mal, los incrédulos, los hinchas de radio, etc., todos con la misma ilusión de vencer al pasto; Me cuentan que el estadio no estaba tan pintoresco desde la final de la Conmevol del 96 y como no, si aunque fuera difícil aún quedaba un partido que se podía remontar, y así fue los jugadores con esfuerzo y de la mano del DT Basilico le quitaron esa maldición al equipo y muchos pudimos disfrutar viendo un pequeña vuelta olímpica la que hinchas de menos de 40 años no conocíamos.
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